Exposición al amianto

Las fibras de amianto no se ven a simple vista y tampoco tienen olor ni sabor, con lo que pueden entrar fácilmente en el cuerpo humano.

El aire con las partículas de amianto entra por la cavidad nasal (rariz) o boca y llegan hasta los pulmones, donde pueden acceder a los alveolos y a la pleura (cavidad que rodea a los pulmones) que rodea a los pulmones.

Pueden quedar suspendidas mucho tiempo y viajar por el aire por su pequeño tamaño y forma alargada o ser transportadas por el agua. Estas fibras también pueden pegarse a la ropa y/o piel, facilitando su entrada en el cuerpo humano.

Cuando se depositan en el suelo o en algún otro tipo de material, estas fibras pueden estar mucho tiempo sin destruirse, ya que son muy resistentes, no se disuelven en agua o se evaporan, pero pueden separarse en un mayor número de fibras más pequeñas, ya que las uniones entre fibras son débiles.

Las pequeñas partículas de fibras entran en el organismo principalmente a través de la respiración, sin embargo, aunque es menos común, también pueden ser ingeridas por la boca, por ejemplo, si están en el agua que bebemos o a través del contacto con la piel, por ejemplo, si se adhieren a la ropa.

El Sistema Respiratorio

 

El aire con las fibras de amianto entra por la cavidad nasal (nariz) o boca y llega hasta los pulmones, donde estas fibras pueden acceder a los alveolos y a la pleura que rodea a los pulmones.

 

Los principales lugares en los que podemos estar expuestos y encontrar amianto pueden ser:

Tu lugar de trabajo

Si trabajas con materiales con amianto (o MCA), o bien, si el edificio donde trabajas tiene amianto porque está elaborado con materiales con amianto y estos materiales son friables o están mal estado.

 

En tu casa

Si el edificio donde vives está elaborado con materiales con amianto y estos materiales son friables , es decir, liberan fibras fácilmente, o están mal estado. O bien, si algún familiar o persona con la que convives trabaja con materiales con amianto o está expuesta a esta sustancia, las fibras pueden estar en la ropa y pueden pasar al ambiente y ser respiradas por cualquier otra persona.

 

En el ambiente exterior

Por ejemplo, si vives, trabajas o tienes algún tipo de contacto con una zona cercana a una empresa donde se trabaje o haya trabajado con amianto, o cerca de zonas de reconstrucción/ remodelación de edificios o vertederos no controlados. etc.

 

Algunas de las actividades con mayor riesgo de exposición pueden ser:

  Mantenimiento y rehabilitación de edificios en general con materiales friables o en mal estado
  Corte en seco con herramientas abrasivas de estos materiales
  Instalación y utilización de materiales que contienen amianto (o MCA)
  Trabajos de demolición

 

Cuando el riesgo por amianto se encuentra en los edificios y en los materiales, el nivel de exposición para las personas depende del tipo material (los materiales friables liberan fibras fácilmente), del estado en el que se encuentre (los materiales en mal estado pueden liberar fibras fácilmente) y su tiempo de vida útil (si el material ha superado la duración estimada de vida y está envejecido libera fibras fácilmente).

Por tanto, podemos respirar o estar en contacto con el amianto porque pequeñas fibras de amianto friable están el aire del interior de edificios, por la proximidad a un punto de exposición concreto cercano a los materiales con amianto (o MCA), como techos de uralita, falsos techos, etc. de materiales en mal estado o que ha finalizado su vida útil. O, en algunos casos, por ingestión de agua procedente de tuberías con amianto.

 

Fibras de amianto